No celebre La Navidad

Booklet: Dont Keep Christmas

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Introducción

¿Se quedó sorprendido cuando leyó el título de este folleto? ¿Su primer pensamiento fue que los editores de este folleto abrazan una fe no cristiana, o que son ateos? Seguramente, se podría decir que una persona que se llama cristiana a sí misma no sugeriría NO CELEBRAR una fiesta cristiana tan importante. ¡Después de todo, celebra el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo! ¿O, de hecho, es así? ¿Alguna vez ha cuestionado la validez de la Navidad?

¿La Navidad es una fiesta bíblicamente ordenada? ¿La Biblia siquiera menciona la Navidad? ¿Dónde se originó la Navidad y sus costumbres? ¿Cómo se convirtió la Navidad en una fiesta cristiana? ¿Qué tienen que ver las costumbres navideñas con el nacimiento de Jesucristo? Y finalmente, ¿qué tiene que decir Dios sobre la celebración de la Navidad? ¿Le importa a Él si guardamos la Navidad? ¿Lo aprueba? ¿O lo condena? ¡Las respuestas podrían sorprenderle!

Celebraciones de Navidad antes de Cristo

En realidad, los orígenes de la Navidad y sus costumbres no son ningún secreto. Toda buena enciclopedia, así como muchas otras publicaciones, contienen información sobre los orígenes y costumbres de la Navidad.

En 1994, Reader’s Digest publicó un libro titulado “Why in the World?” Comenzando en la página 190, se hace la pregunta: “¿Por qué celebramos la Navidad?” Los autores continúan: “Si la pregunta ofende o la respuesta parece obvia, siga leyendo… Una fiesta con apariencia de Navidad, Sacaea, se celebraba miles de años antes del nacimiento de Cristo. En el año 2000 a.C., en lo que hoy es Irak, un festival de cinco días con intercambio de regalos, representación de obras de teatro, acompañado de procesiones y jolgorio, marcaba la muerte del invierno y anunciaba el Año Nuevo… Es probable que esas creencias del Oriente se extendieron a Europa central… En pleno invierno, por ejemplo, con la esperanza de revivir al sol moribundo y traer calor a la tierra. Además, decoraron sus casas con árboles de hoja perenne – acebos y abetos – para mostrar semillas inactivas y plantas sin vida, que no todo estaba muerto. Cuando el Sol finalmente volvió a brillar, se regocijaron por su éxito y sin duda prometieron repetir la magia para siempre.

“Más al norte, a lo largo del Báltico y en Escandinavia, un festival de invierno conocido como Yule honraba a los dioses Odín y Thor. Ardían grandes leños, cantaban los juglares, se relataban famosas leyendas y los aldeanos bebían lujuriosamente de cuernos de hidromiel”.

En este contexto, la Encyclopedia Britannica (1910–11), 11ª edición, vol. 6, señala en la página 294 que “en Gran Bretaña el 25 de diciembre era una fiesta mucho antes de la conversión al cristianismo… Los antiguos “pueblos de los Angli” comenzaban el año el 25 de diciembre”…

El libro de Reader’s Digest titulado “Why in the World?” continúa en la página 190: “En el Imperio Romano, a mediados de diciembre, cuando el sol se acercaba a su punto más bajo, se celebraba una orgía de banquetes y jolgorio desenfrenado, la Saturnalia, que duraba una semana. El solsticio de invierno—el punto de inflexión del año, cuando la duración del día comenzó a aumentar—estuvo marcado por un día sagrado llamado Dies Natalis Invicti Solis (“Cumpleaños del Sol Invicto”). Durante las saturnales, los romanos engalanaban sus casas con laureles y vegetación; los amigos intercambiaron regalos… Fue una época de regocijo general, con buena voluntad para todos los hombres”.

“Los persas también encendían hogueras en el solsticio de invierno. Su fiesta veneraba a Mitra, el dios de la luz y guardián contra el mal. Los soldados y los comerciantes difundieron el culto a Mitra en Europa, donde durante un tiempo la creencia rivalizó con el cristianismo”. [Más adelante en este folleto, discutiremos la adoración de este dios persa Mitra, así como de otros dioses paganos, en más detalle.]

Se proponen diferentes fechas para Navidad

“No se conoce una fecha precisa del nacimiento de Cristo, pero lo cierto es que nació tarde en el reinado de Herodes el Grande, rey de Judea hasta su muerte en lo que ahora llamamos 4 a.C. Durante siglos después de su muerte, se propusieron varias fechas diferentes, de abril a diciembre, para la celebración de la Navidad. Se cree que el 6 de enero marcaba el bautismo de Cristo, y fue ampliamente observado como el día de Navidad, y todavía lo es por los cristianos ortodoxos en algunos países”…

“Con el tiempo, los cristianos en casi todas partes aceptaron el 25 de diciembre como día de Navidad, una fecha que coincide aproximadamente con las celebraciones del solsticio de invierno, Yule y Saturnalia”…

Los primeros cristianos no celebraban la Navidad

La Encyclopedia Britannica (1910–11), 11ª edición, vol. 6, agrega en la página 293: “Hasta el año 245 Orígenes… repudia como pecaminosa la idea misma de celebrar el cumpleaños de Cristo ‘como si fuera un rey faraón’”.

Otros escritores cristianos primitivos también se opusieron a las celebraciones navideñas. Como el Protestant Church Lexicon, del año 1959, vol. 3, señala en la página 1742: “La iglesia del tiempo de los mártires rechazó con disgusto tal celebración de cumpleaños, señalando las fiestas paganas de cumpleaños y sus cultos”.

Tom Flynn escribe en la página 42 de “The Trouble with Christmas”: “Si quisiera buscar personas en el mundo del Nuevo Testamento que le dieron importancia a los cumpleaños, su búsqueda se reduciría rápidamente a los paganos. Los romanos celebraban los cumpleaños de los césares, y la mayoría de las religiones mediterráneas no cristianas daban importancia a las fiestas natales de un panteón de figuras sobrenaturales”.

Religion in Geschichte und Gegenwart, vol. 3, coincide: “La celebración de la Navidad el 25 de diciembre en la iglesia comienza recién a mediados del siglo IV. Hasta entonces, la oposición en su contra fue muy severa en algunos casos (Orígenes, Arnobio, Clemens Alejandría, Epifanio), ya que se consideraba una costumbre pagana celebrar los cumpleaños de los reyes con festividades”.

La Catholic Encyclopedia (1914), vol. 3, página 724, añade lo siguiente: “La Navidad no estaba entre las primeras fiestas de la Iglesia. Ireneo y Tertuliano lo omiten de sus listas de fiestas; Orígenes… afirma… que en las Escrituras solo los pecadores, no los santos, celebran sus cumpleaños”.

Un artículo más reciente titulado “En busca de la Navidad”, publicado en U.S. News & World Report, 23 de diciembre de 1996, página 56, explica: “Las primeras celebraciones de la Natividad fueron sorprendentemente tardías. No hay registro de la observancia oficial del nacimiento de Cristo hasta el siglo IV… El padre de la iglesia del siglo III, Orígenes, había declarado que era un pecado siquiera pensar en celebrar el nacimiento de Cristo… No se menciona en el Nuevo Testamento que los cristianos se reunían para conmemorar el nacimiento de Jesús”…

Continuando con una publicación de Reader’s Digest “Why in the World?”, en la página 190: “En Inglaterra después de la Guerra Civil, Oliver Cromwell y los puritanos prohibieron las celebraciones navideñas como paganas… La misma situación había prevalecido en el Nuevo Mundo desde 1621, cuando una ley aprobada por el gobernador Bradford de la colonia de Plymouth prohibió la celebración de la Navidad”….

En una entrevista de televisión en 1991, el científico y profesor británico J.M.Golby, coautor del libro “The Making of the Modern Christmas”, comentó también sobre el hecho de que ciertos reformadores protestantes condenaron la celebración de la Navidad y por qué lo hicieron. Señaló que “Calvin y Knox estaban muy en contra de la Navidad por una variedad de razones, una de ellas siendo que… no se menciona en los evangelios, entonces, ¿por qué celebrar la Navidad? En segundo lugar, en el siglo XVII y la Reforma, toda la asociación de la Navidad con la Iglesia Católica Romana—el esplendor, la ceremonia, las fiestas, etc., eran anatema. Y esa es otra razón por la cual la Navidad fue condenada por hombres como Knox”…

En los Estados Unidos, las celebraciones navideñas se volvieron “tan variadas como los pueblos que habían venido a NewLand. En general, los católicos, los episcopalianos, los luteranos y los colonos holandeses se regocijaron, tanto dentro como fuera de la iglesia, mientras que los bautistas, presbiterianos y cuáqueros tendían a evitar toda observancia de la festividad”. (Editores de Life, “The Pageantry of Christmas”, página 60).

Un relato en el New York Times del 26 de diciembre de 1855 dice: “Las iglesias de los presbiterianos, bautistas y metodistas no estaban abiertas el 25 de diciembre, excepto cuando algunas escuelas misioneras tenían una celebración. No aceptan el día como Santo, pero las iglesias episcopalianas, católicas y alemanas estaban todas abiertas”.

Origen pagano de las costumbres navideñas

Como sabemos, la Navidad está estrechamente asociada a una gran variedad de costumbres. Veamos en detalle los orígenes de algunas de las costumbres navideñas más populares.

Villancicos

En cuanto a los villancicos navideños, la publicación del Reader’s Digest “Why in the World?” dice en la página 192: “Los primeros cantos de Navidad, escritos en latín y de tono solemne, probablemente fueron compuestos en el siglo IV, cuando la Iglesia Romana convirtió la fiesta en un día festivo. Sin embargo los villancicos se remontan a tiempos paganos. Los griegos los usaban en obras de teatro y los romanos los cantaban durante las saturnales… Durante siglos, la Iglesia prohibió los villancicos debido a sus asociaciones paganas”.

Regalos de Navidad

Otra costumbre muy popular asociada con la Navidad es el intercambio de regalos. Se afirma que esta costumbre se originó con el ejemplo bíblico de los magos o sabios, dando regalos al Niño Jesús. Sin embargo, Reader’s Digest señala lo siguiente en “Why in the World?”, en la página 194: “Los romanos daban regalos en sus saturnales… Como tantas otras tradiciones estacionales, es difícil decir si la de los regalos de Navidad es de origen pagano o cristiano”.

Pero en realidad no es tan difícil ver que esta costumbre es de origen pagano. Por ejemplo, la Encyclopedia of Religion, edición de 1987, artículo “Navidad”, muestra la asociación del intercambio de obsequios con costumbres paganas, cuando afirma: “Dar obsequios en Navidad probablemente se originó con la costumbre romana pagana de intercambiar obsequios (strenae) en el año Nuevo”.

La Bibliotheca Sacra, vol. 12, páginas 153 a 155, coincide: “El intercambio de regalos entre amigos es una característica similar de la Navidad y las saturnales, y los cristianos deben haberlo adoptado de los paganos, como muestra claramente la advertencia de Tertuliano”.

Pero, ¿qué pasa con la idea de que la costumbre de intercambiar regalos en Navidad se deriva del hecho bíblico de que los magos le dieron regalos a Cristo? Francamente, no hay asociación o conexión alguna. Los Reyes Magos o sabios buscaban al “rey de los judíos”. Y al acercarse a Cristo como Rey, siguieron la costumbre oriental de traerle regalos. No intercambiaron regalos entre ellos. También es interesante analizar el tipo de regalos que le dieron a Jesús.

Das Beste, una publicación de Reader’s Digest, publicó un libro en 1990 titulado “Wunder und Rätsel der Heiligen Schrift”. Señala en la página 278: “En uno de sus sermones, el monje Elfric escribió en el siglo X: ‘El oro pertenece a un rey; el incienso pertenece a los servicios; y la mirra se usa para los cuerpos de los muertos, para que puedan conservarse más tiempo. Los… magos adoraron a Cristo y le trajeron presentes simbólicos. El oro lo representaba como un verdadero rey [compárese Apocalipsis 19:16]; el incienso lo representaba como el verdadero Dios [y nuestro Sumo Sacerdote, compárese Hebreos 4:14–15]; y la mirra representaba el hecho de que podía morir entonces, pero que ahora es inmortal por toda la eternidad’”.

También debemos notar que los Magos no visitaron a Cristo junto con los pastores en la misma noche en la que nació Cristo. Más bien, visitaron a José, María y el Niño Jesús mucho tiempo después del nacimiento de Jesús. Solo aparecieron en Jerusalén después del nacimiento de Jesús en Belén (Mateo 2:1). Cuando los magos llegaron a Belén, la familia se alojaba en una casa (Mateo 2:11)—ya no en un establo (Lucas 2:6–7). En ese momento, Jesús no era un bebé recién nacido (Lucas 2:12,16), sino un “Niño pequeño” (Mateo 2:9,11,13–15). Herodes mandó a matar a todos los niños varones, “menores de dos años, conforme al tiempo que había inquirido de los magos” (Mateo 2:16).

Aparte, los Reyes Magos, u hombres sabios, están tergiversados en la “Christmas Story” en otros aspectos también. La revista P.M., hace tiempo publicó un artículo titulado “What do we know about the Three Holy Kings?”. El artículo señaló:

“Que ellos [los magos] se convirtieron en reyes, se puede acreditar al teólogo Tertuliano (160 hasta 220). Escribió lo siguiente: ‘En el este, normalmente los magos eran reyes’. Entonces vemos cuán rápido los sabios de la Biblia se habían convertido en reyes… Según la tradición persa, estos magos eran descendientes del antiguo sacerdocio medoEn el evangelio no se nos dice cuántos eran. Las iglesias orientales hablan de doce Reyes Magos”.

“Jacob de Edesa (640–708), uno de los escritores antiguos más importantes de la Iglesia de los jacobitas, escribe: ‘Los magos eran de Persia, pero no eran tres, como los representaban los artistas para el pueblo, como se deriva de la trinidad de los dones de oro, mirra e incienso, sino doce, como se puede ver en muchas tradiciones. Los que vinieron eran príncipes y personas muy respetadas del país de Persia. Los acompañaba mucha gente, más de mil hombres, de modo que Jerusalén se alborotó mucho cuando llegaron’”.

El artículo también especula que el número de los Magos se redujo a “tres”, no por los tres tipos de dones mencionados, sino porque se buscaba otro argumento a favor de la Trinidad. Supuestamente, los restos de los “tres reyes” descansan hoy en la cúpula de Colonia en Alemania. Sin embargo, P. M. señala que “las prendas en las que están envueltos los huesos se hicieron en el segundo o tercer siglo después de Cristo en Siria”.

La Iglesia cristiana “adoptó” la costumbre pagana de intercambiar regalos el 25 de diciembre y la incorporó a su propia “fe”, dándole un manto “cristiano”. Esta costumbre no estaba tomada de la Biblia ni de la visita de los Reyes Magos a Belén, y no tenía nada que ver con el hecho de que los Reyes Magos le habían dado regalos a Cristo.

Papá Noel

Estrechamente asociada con la entrega de regalos en Navidad está la figura de Papá Noel, también llamado San Nicolás. Innumerables padres han explicado a sus hijos sorprendidos que fue “aquel anciano de barba blanca y traje rojo” quien, a escondidas, colocó regalos debajo del árbol de Navidad mientras ellos dormían. Y los niños inocentes creyeron a sus padres, por supuesto, hasta que supieron la verdad. ¿Fue una mentira “inofensiva”? Los niños han sido criados con la enseñanza implícita de que no todas las mentiras son malas. Entonces ellos, a su vez, adoptan ese proceso de pensamiento en sus propias vidas. De lo contrario, comenzaron a desconfiar de sus padres también en otras áreas de la vida.

Según la leyenda, hubo un sacerdote católico que supuestamente les dio regalos a los niños en diciembre. Este sacerdote supuestamente era el obispo de Myra, y se llamaba “Nicolás”. Según informes, murió el 6 de diciembre de 326 d.C. Esta es la explicación “oficial”, de por qué el “día de San Nicolás” se celebra hoy en día el 6 de diciembre. Sin embargo, muchos historiadores dudan de que esta leyenda tenga alguna legitimidad. Incluso cuestionan si tal sacerdote existió alguna vez.

Un registro que se publicó bajo el Papa Pablo VI en 1969 plantea dudas sobre si Nicolás era un santo o si solo era un héroe “legendario”, si es que vivió. Desde 1969, la Iglesia Católica ha dejado que sus seguidores decidan por sí mismos si adorar o no a Nicolás como santo.

Por otro lado, es un hecho histórico que los paganos adoraban a un dios pagano que muestra grandes similitudes con el Santa Claus moderno. Esta deidad pagana era el antiguo dios germánico “Wodan”. Fue llamado “Odín” en Escandinavia. Wodan u Odin era un dios del sol. Según la creencia pagana, dio su vida por el mundo “colgado de un árbol” o de una cruz durante nueve noches, después de lo cual fue “atravesado por una lanza”.

En la leyenda escandinava, Odín [o Wodan] era llamado “Padre Todopoderoso”. Fue visto como “el dios principal en una trinidad pagana… y esta trinidad se convirtió en el creador del hombre”. (compárese Earl W. Count, “4000 Years of Christmas”, 1948, página 52). En las leyendas germánicas, Wodan [u Odin] tenía un árbol sagrado, y cuando alguien se acercó a ese árbol el 25 de diciembre, encontraría regalos debajo de él. Además, el día de Wodan en el que se le rendía culto, era el 6 de diciembre. Wodan u Odín se representa como un anciano con un gran sombrero, un abrigo ancho y una barba larga y gris, que monta a caballo. Aunque el Papá Noel moderno monta un trineo tirado por renos, no siempre fue así. Según la tradición, Papá Noel originalmente montaba a caballo.

Earl W. Count, Doctor en Filosofía y Profesor de Antropología, afirma en “4000 Years of Christmas”, en las páginas 11 y 54: “Realmente no sabemos cuándo nació el Niño Jesús…; o la hora y el lugar en que se celebró la Navidad por primera vez; o exactamente cómo fue que, a lo largo de los siglos, un obispo-santo de Asia Menor y un dios pagano de los germanos se fusionaron para convertirse en Santa Claus… Sin embargo, lo que más nos interesa es el hecho de que Wodan [u Odín] se haya convertido en—Papá Noel, o, como mejor se le llama, San Nicolás”.

Otros dioses paganos también podrían haber sido responsables de dar forma a la imagen moderna de Santa Claus. En la antigüedad, una chimenea servía como entrada y salida natural de los dioses del fuego y los dioses solares cuando visitaban los hogares. Cada año, vestidos con una gorra roja y una chaqueta roja puntiaguda, los dioses del fuego viajaban desde los cielos distantes para visitar hogares para distribuir favores o castigos. No debería ser difícil ver la conexión entre las antiguas supersticiones sobre los espíritus del hogar y la figura moderna de Papá Noel usando la chimenea, con los zapatos y las medias colgadas junto a la chimenea.

¿De dónde viene el nombre de “Santa Claus” o “Nicolás”? En Apocalipsis 2:6, se nos presenta la secta de los nicolaítas que enseñaba y practicaba conceptos y doctrinas erróneas. [Predicaron especialmente la herejía de la “gracia sin obras”. La Biblia, por otro lado, deja muy claro que, aunque la “vida eterna” se nos ofrece por gracia, como un regalo de Dios, nuestra recompensa nos va a ser dada “conforme a nuestras obras” (Apocalipsis 22:12)]. Nicolás, el fundador de la secta de los nicolaítas, era un gentil converso, pero más tarde se apartó de su conversión. Este “Nicolaus” no es otro que “Nicolás” o “Santa Claus”. En alemán, por ejemplo, las similitudes de estos dos nombres son aún más llamativas. “Nicolaus”, el fundador de los “nicolaítas”, se traduce en alemán como “Nikolaus”—y “Santa Claus” en alemán también es “Nikolaus”.

En las leyendas paganas, los espíritus o dioses del agua se adoraban como “Nick” o “Nickel”. Todos ellos fueron adorados el 6 de diciembre. Los dioses femeninos del agua fueron llamados “Nixen” (la expresión alemana para “sirenas”). En estas leyendas, Papá Noel o San Nicolás está acompañado por un sirviente, llamado “Knecht Ruprecht”. En “The Pageantry of Christmas”, publicado por los editores de la revista Life, se nos dice en la página 62: “Knecht Ruprecht, el ayudante de San Nicolás,… era capaz tanto de castigar como de recompensar, y los cuernos en su cabeza revelan su origen demoníaco… También era conocido como Black Peter”.

Velas navideñas y pasteles navideños

Las velas navideñas juegan un papel sumamente importante en la celebración de la Navidad. Pero, ¿por qué la gente enciende velas en Navidad? Reader’s Digest “Why in the World?” explica en la página 195: “Los pueblos antiguos, conscientes del cambio de estaciones, encendían hogueras para animar el retorno de la primavera. Los romanos, durante sus saturnales, adornaban sus casas con velas encendidas y vegetación… Cuando ponemos velas o luces en un árbol de Navidad hoy, estamos siguiendo las tradiciones de la antigua Roma”.

También es “costumbre” hornear pasteles en la época de Navidad. Pero esto también es una costumbre pagana que la Iglesia Romana adoptó e incorporó a su sistema de creencias. El Kalifornische Staatszeitung publicó un artículo en su edición del 21 de diciembre de 1984, titulado “Older Than Christmas”, que dice en la página 25: “La costumbre de hornear pasteles especialmente creados en esta época del año [en Navidad] es más antigua que la Navidad misma. Al final del año los egipcios y los romanos sacrificaban a sus dioses tortas en forma de pan o también en forma de animales y de hombres, hechos de pasta o bicarbonato de sodio. Casi las mismas figuras simbólicas se pueden encontrar entre las tribus germánicas que pedían a la diosa de la fertilidad, en ese momento, con sacrificios de pan, las bendiciones del hogar y la tierra de cultivo. Durante siglos, se preservó entre los pueblos la superstición de que los pasteles de Navidad, fantásticamente formados, tenían el poder de traer suerte y fortuna”.

El árbol de Navidad

La costumbre navideña quizás más apreciada de todas es el árbol de Navidad. El árbol de Navidad, un árbol de hoja perenne, era un objeto de culto pagano. Ejemplifica a gran escala sus orígenes paganos y demoníacos y la incorporación de costumbres paganas al cristianismo ortodoxo.

Primero, considere esta cita del Reader’s Digest, “Why in the World?”. En la página 210 discuten la cuestión de por qué la gente toca o golpea madera para la llamada “buena suerte”. “La creencia de que tocar madera aplacará a los espíritus malignos se remonta a tiempos paganos, cuando los árboles se consideraban sagrados como la morada de los dioses. Estos dioses… eligieron algunos árboles para que estuvieran siempre verdes, un signo de inmortalidad. Tocar un árbol era una señal de respeto a los dioses, una petición para ser concedido favores o agradecimiento”.

Uno de esos dioses paganos que vivía en árboles sagrados era Atis de Frigia (que se analiza con más detalle más adelante en este folleto). Era un dios de la vegetación y un “espíritu de árbol”. James G. Frazer señala en su libro, “The Golden Bough”, en las páginas 297 y 298: “El carácter original de Attis como un espíritu de árbol se destaca claramente por el papel que el pino juega en su leyenda y ritual… Después de su muerte, se dice que Attis se transformó en un pino… En el equinoccio de primavera (22 de marzo), se cortó un pino en el bosque y se llevó al santuario de [la diosa frigia] Cibeles, donde se trató como una divinidad. Estaba adornado con bandas de lana y coronas de violetas, pues se decía que las violetas brotaban de la sangre de Attis”.

Attis no fue el único “espíritu de árbol”. El dios de Egipto, Osiris, también era un espíritu de árbol. Era un dios pagano “cuya muerte y resurrección anual se ha celebrado en tantos países” (James G. Frazer, La Rama Dorada, p. 301). Frazer también señala, en la página 309, que “en las inscripciones, se hace referencia a Osiris como ‘el que está en el árbol’”.

Luego, Frazer nos presenta al dios griego Dionisio o Baco, el dios de la vid con forma de toro. “Al igual que los otros dioses de la vegetación…, se creía que Dionisio había muerto de manera violenta, pero que había vuelto a la vida; y sus sufrimientos, muerte y resurrección fueron representados en ritos sagrados”. (Frazer, página 322). Además de ser el dios de la vid, Dinoysus era “también un dios de los árboles en general. Así se nos dice que casi todos los griegos sacrificaban a ‘Dionisio del árbol’. En Beocia, uno de sus títulos era ‘Dionisio en el árbol’… Entre los árboles particularmente sagrados para él, además de la vid, estaba el pino. El oráculo de Delfos ordenó a los corintios que adorasen un pino en particular ‘igualmente que el dios’” (Frazer, páginas 321–322).

Se creía que el pino era la morada de los dioses paganos. En realidad, los dioses paganos supuestamente se transformaron en pinos. Como tal, el pino estaba adornado con violetas y era tratado como una divinidad o deidad—de hecho, era adorado como un dios. Las similitudes con la costumbre moderna de decorar un árbol de hoja perenne o pino como árbol de Navidad, y cantar villancicos delante de él, son llamativas. ¡Y pensar que esas prácticas se derivaron de la adoración de dioses paganos o demonios es aterrador!

Ralph Woodrow escribió en “Babylon, Mystery Religion”, edición 1981, en la página 152: “El árbol de Navidad… recapitula la idea de la adoración del árbol…, nueces y bolas doradas que simbolizan el sol… Todas las festividades del solsticio de invierno se han absorbido en el día de Navidad… El árbol de Navidad [fue absorbido] desde los honores pagados al abeto sagrado de Odín”.

Cómo las costumbres paganas se “cristianizaron”

El profesor Golby hizo comentarios adicionales en la televisión sobre la incorporación de los orígenes paganos de la Navidad y sus costumbres a la religión “cristiana”: “Los árboles de Navidad son de hoja perenne… Obviamente, son parte de las antiguas fiestas paganas… Lo que creo que es lo asombroso de la Iglesia cristiana es la forma en la que ha podido absorber las cosas y aceptarlas, de hecho, aceptar figuras paganas, e incorporarlas a la Iglesia”.

Francisco Owen está de acuerdo. Afirmó en su obra, “El pueblo germánico”, en la página 209: “Muchas de las creencias de esta antigua religión germánica… solo fueron modificadas superficialmente por las enseñanzas de la Iglesia cristiana. Las viejas creencias y costumbres son difíciles de erradicar”.

Es un hecho histórico que la Iglesia cristiana no erradicó las costumbres navideñas paganas, sino que las abrazó e incorporó dándoles un significado “cristiano”. Escuche esta cita de los editores de Life, en “El espectáculo de la Navidad”, en la página 10: “Los seguidores de Mitra, un dios sol persa cuyo culto fue llevado a Roma por los legionarios que regresaron y se convirtió en el principal rival del cristianismo, celebrado el 25 de diciembre como Dies Solis Invicti Nati (“Cumpleaños del Sol Invicto”). Los mismos romanos habían celebrado la estación del solsticio como Saturnalia durante mucho tiempo, en honor a Saturno, el dios de la agricultura… El intercambio de regalos se convirtió en una parte importante de las festividades [de Saturnalia]. Al principio eran simples—velas de cera o muñecos de arcilla—pero poco a poco se volvieron más elaborados. Los cristianos comenzaron a absorber estas viejas costumbres y les dieron un significado cristiano para ayudar a difundir la fe. Muchos padres de la Iglesia consideraron que el método era peligroso…

“Pero la mayoría de los misioneros cristianos que se mudaron a Europa Central y Occidental cuando el Imperio Romano se derrumbó, siguieron el consejo de [Papa] Gregorio Magno. Escribió en 597 que no deberían tratar de sofocar las costumbres paganas “de repente”, sino adaptarlas “para la alabanza de Dios”.

“En el norte, en la temporada navideña, los misioneros encontraron a los seguidores paganos de los dioses Woden y Thor luchando contra la malvada oscuridad del invierno con enormes hogueras. En Europa Central, encontraron la creencia de que a la muerte del sol viejo, las brujas y los demonios ardientes venían a la tierra para destruir la fertilidad del Año Nuevo, y podían ser disuadidos por regalos. En Gran Bretaña, encontraron druidas rindiendo homenaje a la victoria de los árboles de hoja perenne sobre la oscuridad del invierno. Los misioneros, siguiendo el consejo de Gregorio Magno, no hicieron ningún esfuerzo por ‘cortar’ las ‘malas costumbres’. Como resultado, muchas de ellas sobreviven como preciadas tradiciones navideñas de hoy”.

Muchos otros investigadores y autores han llegado a las mismas conclusiones. Arthur Weigall escribió en “El paganismo en nuestro cristianismo”, en la página 209: “La política de la Iglesia es adaptar los antiguos días sagrados paganos a las ideas cristianas, y no suprimirlos… Las fiestas que llamamos Navidad y Pascua son paganas, no cristianas, en origen”.

Earl W. Count comenta en “4000 years of Christmas”, en las páginas 25–27: “[Durante las saturnales,] los salones de los romanos estaban adornados con ramas de laurel y árboles verdes, con velas encendidas y con lámparas—porque los espíritus flotantes de las tinieblas tenían miedo de la luz… Para los cristianos, las Saturnales eran una abominación, en homenaje a un dios de mala reputación [Saturno] que no existía de todos modos… Los Padres de la Iglesia descubrieron alarmados que estaban… enfrentándose a una invasión de costumbres paganas. El hábito de las saturnales era demasiado fuerte para dejarlo atrás. Al principio la Iglesia lo prohibió, pero en vano…. Los Padres de la Iglesia ahora intentaban señalar el festival hacia el Sol Cristiano de Justicia…. La Iglesia finalmente logró tomar la alegría, el verdor, las luces y los regalos de Saturno y dárselos al Niño de Belén”.

El U.S. News & World Report, del 23 de diciembre de 1996, coincide con esto en la página 59: “La opinión más generalizada es que la fiesta fue una ‘cristianización’ intencional de las saturnales y otras festividades paganas… Como dijo un historiador: ‘Los romanos paganos se convirtieron en cristianos—pero los saturnales permanecieron’”.

El artículo de Reader’s Digest, “Why in the World?”, señala en la página 191: “En todo el mundo, la Iglesia en general adoptó una postura pragmática. Incapaz de prohibir los excesos paganos que se habían convertido en parte de la celebración, se esforzó por librarlos de sus características indeseables y acogió los ritos renovados en el regocijo navideñocomo si fueran sagrados.Las antiguas costumbres navideñas sobrevivieron y se agregaron otras nuevas. La Navidad se convirtió, tal como la conocemos hoy, en una mezcla mágica de devoción cristiana y placeres paganos, una fiesta que sobrevive gracias a la demanda popular”.

Sí, la Navidad y sus costumbres son de origen pagano, no cristiano. La Iglesia Católica Romana, en lugar de erradicarlos, les dio un significado “cristiano”. Pero eso no los hizo cristianos. La edición de diciembre de 1981 de la U.S. Catholic admite en la página 32: “Es imposible separar la Navidad de sus orígenes paganos”.

El U.S. News and World Report declaró en su edición del 23 de diciembre de 1996, en la página 60, que los puritanos “tenían razón cuando señalaron… que la Navidad no era más que una fiesta pagana cubierta con un barniz cristiano”.

La Iglesia de Roma ordenó celebraciones navideñas

Como hemos visto, cuando la Iglesia fue incapaz de prohibir las celebraciones navideñas, se dio un sentido “cristiano” superficial a las costumbres y, como tales, se permitieron. Más tarde, sin embargo, en realidad fueron comandadas.

Religion in Geschichte und Gegenwart escribe en su tercera edición: “El origen de [las celebraciones cristianas de] la Navidad debe verse en la Iglesia de Roma”.

The Encyclopedia Americana (1944), concuerda: “Se estableció una fiesta en memoria de este evento [el nacimiento de Jesús] en el siglo IV. En el siglo V la Iglesia Occidental ordenó que se celebrara para siempre en el día de la antigua fiesta romana del nacimiento del Sol, ya que no existía un conocimiento seguro del día del nacimiento de Cristo”.

Fue la Iglesia Católica Romana la que ordenó a sus seguidores que mantuvieran las costumbres paganas de la Navidad para demostrar la “victoria de Cristo, el verdadero sol, sobre el culto pagano” de la adoración del sol. (Religion in Geschichte und Gegenwart).

Como señala el periodico San Diego Union Tribune en la página 7 de su suplemento TV Week del 17 al 23 de diciembre de 2000, la Navidad “pasó de ser la fiesta del sol naciente a ser la fiesta del hijo resucitado”. Y aquellas denominaciones no católicas que observan la Navidad hoy como una fiesta cristiana, no lo hacen en cumplimiento de los mandatos bíblicos, sino en obediencia al liderazgo de la Iglesia Católica.

Adoración del dios pagano Mitra hoy

Ya hemos tocado en varias ocasiones al dios persa Mitra o Mithras, y vimos que el cristianismo no erradicó las enseñanzas y costumbres mitraicas, más bien que las absorbió. Ahora queremos centrar nuestra atención en la adoración pagana de este dios persa Mitra, ya que es fascinante ver hasta qué punto las enseñanzas y costumbres mitraicas sobrevivieron en el llamado cristianismo moderno. ¡La verdad es bastante asombrosa!

La revista alemana “P.M.”, hace unos años, publicó un artículo titulado “Can You Imagine to Believe on Mithras?” Comenzaba así: “Un día temprano en el año 180 d.C. Un domingo habitual en la ciudad portuaria de Ostia frente a las puertas de Roma. Conmoción en las diferentes partes de la ciudad. Por todas partes vemos grupos de hombres moviéndose por los estrechos barrios del pueblo… Pero nadie los nota… Todo el mundo sabe a dónde van los hombres: Es domingo, el día del sol—los hombres van a los cultos.

“¿Son cristianos? ¿Vivimos una escena típica de los primeros días de esta religión aquí? No—los hombres adoran a otro dios. Mitra es el nombre de ese ser trascendente de quien esperan la salvación. Y cada año en invierno celebran su cumpleaños: en la noche del 25 de diciembre con una especie de culto que hoy podríamos llamar misa de medianoche”

“El culto a Mitra todavía influye en nuestras vidas hoy en día… Mitra era el dios principal de las legiones romanas. Sólo en Alemania, se desenterraron cuarenta reliquias de Mitra—doce de ellas en o cerca de Frankfurt… Fue el emperador Constantino quien estaba presionando en el Concilio de Niza (que se encuentra hoy en Turquía) en 325 para unir a sus súbditos bajo una sola fe… Aunque el propio emperador pertenecía al culto de adoración del sol (sólo fue bautizado en su lecho de muerte), se decidió por el cristianismo como confesión común para todos los romanos. Para hacer aceptable la nueva religión para los seguidores de Mitra, declaró el domingo como el día común de descanso para todo su imperio”…

“Se suponía que otra decisión acercaría más a los cristianos y los mitraítas: Se declaró que el cumpleaños de Jesús era el mismo día en el que supuestamente nació Mitra (en el año 354, el 25 de diciembre se menciona por primera vez). Hasta entonces, los cristianos no habían celebrado la Navidad”.

El artículo también publicó numerosas imágenes y fotografías. Debajo de una de ellas se dice lo siguiente: “En el culto tardío de Mitra, aparece el Dios tripartito… Es obvia la relación que existe con la Trinidad cristiana”.

Lo que es aún más sorprendente es el hecho de que la Biblia en ninguna parte enseña la Trinidad. Se identifica a Dios, consistiendo de dos seres—el Padre y el Hijo. El Espíritu Santo no es una persona o el tercer ser dentro de la Familia Dios, sino el poder emanante de Dios. Pero aquí vemos cómo este concepto no bíblico de la Trinidad llegó al cristianismo—a través de sistemas de creencias paganas como el sistema de creencias de Mitra, un culto que fue absorbido y, al mismo tiempo, “cristianizado” por la Iglesia romana.

La gran influencia y el impacto que los conceptos paganos, tal como se enseñan en el culto de Mitra, tuvieron en el cristianismo ortodoxo no se puede subestimar ni exagerar. Escuche esta explicación adicional de Esme Wynne-Tyson en “Mithras, The Fellow in the Cap”, como se indica en las páginas 22 y 24: “Desde el principio, Mitras fue equiparado con el Sol y con la luz… En resumen, es un Cristo pagano… Mitra no sólo era el Dios-Sol, sino también el Mediador entre la humanidad y el Ser Supremo… Su cumpleaños se celebraba en el calendario mitraico el 25 de diciembre. El domingo… estaba consagrado a él, y conocido como el Día del Señor mucho antes de la era cristiana. Su renacimiento se conmemoraba en Pascuas”.

Edward Carpenter señaló en “Credos paganos y cristianos: su origen y significado”, 1921, página 21: “Mitra nació en una cueva, y el 25 de diciembre. Nació de una Virgen… Sus grandes fiestas eran el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera (Navidad y Semana Santa). Tenía doce compañeros o discípulos (los doce meses). Fue enterrado en una tumba, de la que, sin embargo, resucitó; y su resurrección se celebraba cada año con grandes regocijos. Fue llamado Salvador y Mediador; y algunas veces representado como un cordero”.

John M. Robertson escribió en “Pagan Christs, Studies in Comparative Hierology”, en las páginas 305, 306 y 327: “El primer día de la semana, el domingo, fue aparentemente consagrado a Mitra desde tiempo inmemorial… Tenemos información exacta sobre las dos principales ceremonias o fiestas mitraicas, las de Navidad y Pascua…, el cumpleaños del Dios-Sol y el período de su sacrificio y su triunfo. Que la Navidad es una fiesta solar de antigüedad desconocida que los primeros cristianos se apropiaron de su Cristo…, ya no lo niegan los eruditos cristianos competentes… La verdad es… que el mitraísmo no fue derrocado; simplemente fue transformado. Había ido demasiado lejos para ser derrocado; la pregunta era si debía continuar rivalizando con el cristianismo o ser absorbido por él”.

Como hemos visto, fue absorbido. Y muchos, si no la mayoría de sus elementos paganos, costumbres y enseñanzas también fueron absorbidos—dándoles un manto “cristiano”. Es por eso que el mundo cristiano ortodoxo celebra el domingo, aunque Dios nos dice que santifiquemos el sábado—el tiempo desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado (compárese Éxodo 20:8–11).

Preste atención a esta notable cita de H.G. Well, autor de novelas ficticias como “The Time Machine” y “The Invisible Man”. También escribió, “The Outline of History”, señalando en la página 543: “Parecería que los cristianos adoptaron el domingo como su principal día de adoración en lugar del… sábado, del culto mitraico”.

Y de hecho lo hicieron. Y debido al culto mitraico y otras enseñanzas paganas, hoy se observan fiestas anuales paganas como la Navidad o la Pascua. Al mismo tiempo, el cristianismo ortodoxo no santifica los días anuales que Dios ha santificado—como la Pascua, los días de los Panes sin levadura, Pentecostés, Fiesta de las trompetas, Dia de la expiación o la Fiesta de los Tabernáculos (compárese Levítico 23). La adaptación de enseñanzas mitraicas y otras enseñanzas paganas es la razón por la cual las costumbres no cristianas se abrazan y se cree en ellas como doctrinas “cristianas”.

Escuche la cita siguiente de Funk and Wagnall’s New Encyclopedia, vol. 17, sobre “Mitraísmo”: “…el culto de Mitra, el antiguo dios persa de la luz y la sabiduría… Mitra se convirtió en el dios del sol, que se adoraba en su nombre… Era un gran rival del cristianismo en el mundo romano… El mitraísmo era similar al [llamado] cristianismo en muchos aspectos, por ejemplo, en… la adoración de los pastores en el nacimiento de Mitra, la adopción de los domingos y del 25 de diciembre (el cumpleaños de Mitra) como días santos, y en la creencia en la inmortalidad del alma”.

En ninguna parte la Biblia nos dice que “adoremos” a los pastores. Aquellos que hacen eso hoy mientras representan la escena de la natividad, en realidad siguen a los adoradores paganos de Mitra. La Biblia tampoco enseña que tenemos un alma inmortal. Muy al contrario, Dios nos dice que “el alma que pecare, esa morirá”. (Ezequiel 18:4,20). Si nos arrepentimos, entonces nuestras almas serán “salvadas de la muerte” (Santiago 5:20). En lugar de tener un alma, inmortal o no, el hombre es un alma (compárese Génesis 2:7: “y fue el hombre un ser viviente” o “alma viviente”). Y si el hombre peca y no se arrepiente de ello, entonces el hombre, el alma, morirá la muerte eterna. Entonces, el concepto de que tenemos un alma inmortal no proviene de la Biblia, sino del paganismo y las enseñanzas de culto de Mitra y otros dioses paganos.

Que el mitraísmo no se extinguió, sino que sobrevivió en el cristianismo, también se puede ver en esta cita tomada de Funk and Wagnall’s New Encyclopedia, vol. 24, bajo “Adoración del sol”: “… En la antigua Persia, la adoración del sol era una parte integral del culto elaborado de Mitra… La adoración del sol persistió en Europa incluso después de la introducción del cristianismo, como lo demuestra su supervivencia disfrazada en tales prácticas tradicionales cristianas como la hoguera de Pascua y la quema del Tronco de Navidad en Navidad”.

En la Biblia también se alude a que el mitraísmo era la religión nacional de Persia y una fuerza dominante en la antigüedad. En Esdras 1:8 y 4:7 leemos acerca del tesorero persa “Mitrídates”. Esta palabra significa literalmente, “regalo de Mitra”. Las personas prominentes en realidad se nombraron según ese dios persa.

Adoración del dios pagano Attis hoy

Mientras que el culto de Mitra tuvo una gran influencia en el cristianismo, la adoración de Mitra no fue de ninguna manera la única religión pagana que encontró una vía al cristianismo. Como ya vimos, también se absorbió el culto pagano de otros dioses como Saturno, Thor, Wodan u Odín. Y también lo fueron elementos del culto de Attis, un dios en Frigia. Leemos en la Woman’s Encyclopedia of Myths and Secrets sobre Attis:

El culto de Attis influyó fuertemente en el cristianismo primitivo… Attis era un hijo de la encarnación terrenal de la Diosa, la virgen Nana, quien lo concibió milagrosamente al comer una almendra o una granada… Creció para convertirse en una víctima sacrificial y Salvador, asesinado para traer salvación a la humanidad. Su cuerpo fue comido por sus adoradores en forma de pan. Fue resucitado como el ‘Dios Altísimo…’ La pasión de Attis se celebró el 25 de marzo [otras fuentes indican el 22 de marzo], exactamente nueve meses antes de la festividad de su nacimiento, el 25 de diciembre… El día de la muerte de Attis era el Black Friday… El dios murió y fue enterrado. Descendió al inframundo. En el tercer día resucitó de entre los muertos… Este era el domingo; el dios se levantó en gloria… Los cristianos guardaron desde entonces el Domingo de Pascua con procesiones de carnaval derivadas de los misterios de Atis”.

Michael Jordan escribe sobre Attis en la “Encyclopedia of God”. Señala lo siguiente: “En la época cristiana, la fiesta de Pascua se apoderó de la fecha de los ritos de Attis”. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué el mundo cristiano celebra la Pascua, afirmando que Cristo fue crucificado un viernes y resucitó un domingo? La Biblia en ninguna parte menciona la Pascua. La Biblia en ninguna parte dice que Cristo fue asesinado un viernes y que resucitó un domingo. De hecho, no pudo haber ocurrido así, ya que iba a estar muerto en la tumba por tres días y tres noches, como Jonás estuvo en el vientre del monstruo marino (Mateo 12:40). No se pueden contar tres días y tres noches desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana. Tanto la historia como la Biblia prueban que Cristo fue realmente crucificado un miércoles por la tarde y que resucitó el sábado antes de la puesta del sol. Pero como acabamos de leer, los dioses paganos como Attis supuestamente fueron asesinados un viernes y resucitaron un domingo. Y así esas costumbres paganas fueron incorporadas a las doctrinas y prácticas de la Iglesia Romana, al reemplazar dioses paganos como Attis con Cristo y dándoles un manto “cristiano”.

Satanás—el autor de un mito universal

Debería ser obvio que todas estas leyendas similares que involucran diferentes dioses, costumbres y ritos paganos son parte de un “mito universal”, como lo expresó John M. Robertson (“Pagan Christs”, página 307).

Además, Edward Carpenter escribió en “Pagan & Christian Creeds”, comenzando en la página 25: “La similitud de estas antiguas leyendas y creencias paganas con las tradiciones cristianas era realmente tan grande que excitó la atención y la ira no disimulada de los primeros padres de la Iglesia. No sintieron ninguna duda acerca de la similitud [y concluyeron]… que el Diablo—para confundir a los cristianos—había causado, siglos antes, que los paganos adoptaran ciertas creencias y prácticas… Justin Martyr, por ejemplo, describe la institución de la [llamada] Cena del Señor como se narra en los Evangelios, y luego continúa diciendo, ‘La cual los malvados demonios han imitado en los misterios de Mitra’ [y podríamos agregar también a Attis], ordenando que se haga lo mismo. Para esto, se utiliza el pan y una copa de agua con ciertos encantos en los ritos místicos que uno ya conoce o los puede aprender”. Tertuliano también dice que ‘el diablo por los misterios de sus ídolos imita incluso la parte principal de los misterios divinos’”.

La Biblia se refiere en numerosos lugares a tales imitaciones paganas demoníacas de lo que Cristo haría o hizo. Por ejemplo, Ezequiel 8:13–15 describe la adoración de “Tammuz” como una abominación. Según la leyenda, Tammuz, o Adonis, nació de una virgen en el solsticio de invierno y fue asesinado por un jabalí. Cada año las doncellas lloraban por él. En la primavera se celebraba un festival de su resurrección. (Carpenter, página 22). Este dios pagano Tammuz era un dios de la vegetación sumeria o siria, una falsificación pagana de Jesucristo.

En 1 Corintios 10:14–22, Pablo se refiere a ritos paganos como los de Mitra o Attis. Pablo los identifica con la idolatría y exhorta a los cristianos a no tener nada que ver con ellos: “Por tanto, amados míos, huid de la idolatría… La copa de bendición que bendecimos [durante el memorial anual de la muerte de Cristo en la Pascua], ¿no es comunión en la sangre de Cristo? El pan que partimos [en la Pascua], ¿no es comunión en el cuerpo de Cristo? … ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? Más bien digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios, y no a Dios; y no quiero que vosotros tengáis comunión con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”.

La adoración de dioses paganos y la participación en sus costumbres se describen en la Biblia como adoración de demonios. Y la introducción de ritos paganos, que en algunos casos pueden parecerse a las prácticas cristianas, en el verdadero culto a Dios, se identifica con la idolatría. Satanás sabía que Dios enviaría a Jesucristo a morir por la humanidad. Muchas escrituras del Antiguo Testamento predicen con gran detalle la primera venida de Cristo.

La estrategia de Satanás de oponerse a Dios fue dual. Primero, influyó en las personas para crear un mito universal de un Salvador pagano que sería adorado con diferentes nombres, y que tendría algunas similitudes con Jesucristo y lo que él lograría, para que las personas pudieran ver a Cristo como “otro” Libertador. Muchos historiadores creen que el mito universal de Satanás comenzó con el Nimrod de la Biblia en Génesis 10:8–12. Cuenta la leyenda que este “poderoso cazador” se casó con su propia madre, Semiramis. Cuando murió, Satanás inspiró a Semiramis a inventar y difundir la idea de que Nimrod todavía estaba vivo como un ser espiritual. Ella afirmó que un árbol de hoja perenne completamente desarrollado brotó de la noche a la mañana del tocón de un árbol muerto, y que Nimrod visitaba el árbol y dejaba regalos allí en cada aniversario de su nacimiento, el 25 de diciembre. Una versión ligeramente diferente de este relato es que el árbol de hoja perenne supuestamente simbolizaba al hijo de Nimrod, Tammuz, y que Nimrod volvió a la vida como Tammuz. Más tarde, Semiramis se hizo conocida y fue adorada bajo diferentes nombres como la “Reina del Cielo”.

La segunda parte de la estrategia de Satanás para oponerse a Dios fue asegurarse de que aquellos que creen y siguen a Jesucristo, el Hijo de Dios, serían bombardeados con los aspectos [ya existentes] de las religiones paganas, animándoles a absorberlos “en el honor y la gloria de Cristo.” Lamentablemente, a lo largo de los siglos, muchos que decían ser cristianos sí que cayeron en las tácticas y planes malvados de Satanás al incorporar ciertas doctrinas, costumbres y ritos paganos en su adoración a Dios.

Contra Argumentos de la Mente Carnal

Algunos pueden responder diciendo: “¿Y qué? ¿Por qué no celebrar la Navidad de todos modos? Aunque la Navidad es una fiesta pagana y sus costumbres son de origen pagano, lo hago para honrar a Cristo. Y aunque la Biblia no nos ordena a celebrarla, ¿no nos da Dios la libertad de celebrar el cumpleaños de su Hijo cuando queramos? Y además, si no nos gusta el “paganismo” asociado con la Navidad, ¿por qué no guardar la Navidad únicamente para honrar a Cristo, dejando atrás todas las costumbres paganas?

Sí, nosotros los humanos podemos encontrar todo tipo de razones para aferrarnos a nuestras tradiciones y creencias. De alguna manera queremos justificar nuestras acciones en lugar de llegar a un acuerdo con la verdad del asunto, y rápidamente se hace evidente cuán fuertemente nuestras creencias afianzan nuestras costumbres. No nos damos por vencidos fácilmente, incluso cuando se demuestra que estamos equivocados.

Por ejemplo, sabemos que la Navidad se ha comercializado totalmente, y el comercialismo la mantiene viva. Como señala U.S. News & World Report en su artículo del 23 de diciembre de 1996, en la página 64: “Convertir la Navidad en una celebración puramente religiosa ahora podría animar a aquellos que quieren ‘recuperar la Navidad’… Pero tal observancia ‘carecería la resonancia cultural y el impacto de una festividad profundamente arraigada en el mercado’. Si la Navidad llegase a eso… ‘probablemente no la celebraríamos como sociedad’”.

Y, aunque la Navidad es ampliamente promocionada como una época de “paz en la tierra y buena voluntad hacia los hombres”, es un hecho bien conocido que la Navidad es la época del año en el mundo occidental cuando se cometen más crímenes que en cualquier otra época. Es una época en que el alcoholismo corre rampante. Es un momento en que el comercio alcanza su punto máximo de conducta y comportamiento ilógico e irresponsable, y las personas incurren en deudas de tarjetas de crédito que nunca pueden pagar, solo para cumplir con su “obligación” de dar regalos a los demás. Los padres mienten a sus hijos, diciéndoles que Papá Noel entrará por la chimenea para traer regalos de Navidad y que si no se portan bien, Papá Noel no les traerá ningún regalo.

Sabemos lo que dice el mundo sobre la Navidad, pero ¿qué tiene que decir Dios sobre esta celebración? Aunque la palabra “Navidad” nunca se usa en la Biblia, ¿existen pautas y principios sobre cómo abordar este tema? ¡Absolutamente! Vamos a ver.

¡No mezcle las costumbres paganas con la adoración a Dios!

¿Sabe que puede ser sincero en su adoración a Dios y Cristo, y aun así adorarlos en vano? Cristo dijo claramente en Mateo 15:7–9: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.” ¿Quién puede dudar que la celebración de la Navidad y la observancia de sus costumbres son conforme a los mandamientos de los hombres? ¡En ninguna parte de la Biblia se nos dice que hagamos estas cosas! Y Cristo dijo, que este tipo de adoración religiosa que se basa en las tradiciones de los hombres era “en vano”, era inútil. Más bien, se nos dice expresamente cómo adorar a Dios.

Nótese lo que Dios le dijo a Israel acerca de cómo y cómo no adorarlo, como está registrado en Deuteronomio 12:29–32: “Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses… pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”.

La celebración de la Navidad y del nacimiento de Cristo en general está en clara violación del mandato mencionado anteriormente. La misma fecha y celebración de la Navidad fueron adoptadas del paganismo, al igual que sus costumbres. Los cristianos profesantes que celebran la Navidad hoy pueden pensar que lo hacen para honrar y adorar a Dios—pero repiten exactamente los ritos que los paganos usaban para servir a sus dioses—y Dios nos grita: “¡No adorarás al Señor tu Dios de esa manera!!!” Agregaron celebraciones navideñas a su adoración, mientras que quitaban la observancia de los verdaderos Días Santos anuales de Dios.

Nótese los comentarios de Ryrie Study Bible con respecto al pasaje en Deuteronomio 12:30: “Los israelitas ni siquiera debían preguntar acerca de la adoración de los cananeos, para que no se sintieran tentados a incorporar aspectos de ella en su adoración a Dios”.

¿Quién puede negar honestamente que esto es exactamente lo que sucedió con respecto a las celebraciones navideñas? El cristianismo ortodoxo adoptó o incorporó fiestas paganas como la Navidad y la Pascua, en lugar de suprimirlas. Se apropiaron de las costumbres paganas de la adoración a Jesucristo, en lugar de rechazarlas y derrocarlas. Esta práctica se llama “sincretismo” y está fuertemente prohibida en las Escrituras. Dios nos dice que no nos involucremos en ello, sino que nos libremos de todo lo pagano.

Nótese 2 Corintios 6:14–17: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?… ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente… Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo [espiritualmente], y yo os recibiré”.

Pasteles de Navidad condenados en las Escrituras

Por ejemplo, observe la condenación de Dios de una costumbre religiosa en la que estaban involucrados el antiguo Israel y Judá, como se registra en Jeremías 7:16–18: “Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré. ¿No ves lo que estos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira”.

La “Reina del Cielo” ha sido identificada como la diosa asirio-babilónica Ishtar o Istar (Ryrie Study Bible; Rienecker’s Lexikon zur Bibel, ambos comentando sobre Jeremías 7:18), de donde se derivó el nombre “Pascua”. En realidad, Ishtar es solo otro nombre de Semiramis, la madre/esposa de Nimrod. Aunque principalmente fue una referencia a las costumbres de Pascua, Jeremías 7:18 también incluye hornear pasteles de Navidad. Como vimos anteriormente, esa costumbre existía mucho antes de cualquier celebración “cristiana” de la Navidad, y se hacía para honrar a las deidades paganas.

Árbol de Navidad condenado en las Escrituras

Nótese también Jeremías 10:2–5: “Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder”.

Aquí encontramos una descripción del árbol de Navidad. Algunos han dicho, sin embargo, que Jeremías 10 solo habla de un ídolo de madera que fue tallado de un árbol, pero que no se refiere a decorar un árbol de Navidad propiamente dicho. Sin embargo, recuerde que los paganos creían que sus dioses—Atis, Osiris, Dionisio—vivían como espíritus de árboles en los pinos. Ellos creían que sus dioses verdaderamente se transformaron en esos árboles, y llevaron estos árboles sagrados a cierto lugar de adoración, los decoraron y los adoraron como deidades.

Jeremías 10 condena cualquier tipo de culto religioso que incluye la decoración de un pino o un “árbol verde” (1 Reyes 14:23), así como las doctrinas religiosas asociadas a tales costumbres. Lamsa continúa Jeremías 10:8 de la siguiente manera: “Pero las vanas doctrinas de la adoración de imágenes de madera en conjunto serán completamente destruidas y consumidas”.

Algunos dicen que no adoran al árbol de Navidad y que, por lo tanto, está bien decorar un pino en la época de Navidad. Sin embargo, esa no es la forma en que Dios lo ve. Cuando los israelitas hicieron un becerro de oro, discutieron de manera similar. Éxodo 32:1–4 registra: “Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: ‘Levántate, haznos dioses [‘O un dios’] que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido’.Y Aarón les dijo: ‘Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos’.Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: ‘Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto’. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: ‘Mañana será fiesta para Jehová”. 

Los israelitas usaban el ídolo pagano de un animal para adorar a Dios. No creían que Dios se pareciera a un becerro, pero lo usaban como un elemento de culto en su adoración a Dios, pensando que de alguna manera representaba a Dios. Pensaron que estaban adorando a Dios—después de todo, estaban celebrando una fiesta para el Señor—y, que su uso de un objeto de culto pagano en esa adoración era aceptable para Dios. Lo mismo puede decirse del árbol de Navidad descrito en Jeremías 10. Este árbol con sus adornos de oro, plata, azul y púrpura (Jeremías 10:9)—hoy podríamos agregar “oropel de plata”—era usado como medio de culto u objeto para adorar a Dios. Pero, eso es exactamente lo que Dios condena.

Cuando los israelitas, en la época de Moisés, construyeron el becerro de oro, inventaron sus propios objetos de culto y medios de adoración, así como el tiempo para su fiesta religiosa. Obviamente habían adoptado estos ritos de adoración de su estancia en el Egipto pagano. Pero, Dios no aceptó ese tipo de adoración, ni lo hace hoy. A sus ojos, se corrompieron (Éxodo 32:7) y adoraron al becerro, no a Dios (Éxodo 32:8). Dios es un Dios celoso. Él insiste en que sea adorado en la forma que Él ha puesto delante de nosotros. De lo contrario, nuestra adoración no será aceptada—será inútil y en vano (Marcos 7:5–9,13).

¿Pudo Cristo haber nacido en diciembre?

Hemos establecido muchos hechos que muestran que la fiesta que llamamos “Navidad” en realidad fue celebrada por varias culturas durante miles de años antes del nacimiento de Jesucristo. Hemos leído citas de varias publicaciones que presentan audazmente las raíces paganas de la Navidad, junto con las costumbres relacionadas, que no tienen ninguna relación con Cristo. Pero, incluso si fuera aceptable celebrar el cumpleaños de Cristo [que no lo es], ¿sabemos cuándo nació?

Una vez más, citaremos al profesor J.M. Golby, el historiador británico coautor del libro titulado “The Making of the Modern Christmas”. En la entrevista de televisión antes mencionada en 1991, hizo los siguientes comentarios y observaciones perspicaces sobre el origen de la Navidad y sus costumbres:

 “La iglesia cristiana siempre ha sido muy inteligente incorporando otras prácticas y aceptando las cosas y luego dirigiéndolas hacia el cristianismo. Y en tiempos paganos se tenían festivales del solsticio de invierno, y habían festivales religiosos que eran paganos y estaban muy asociados con cosas como la puesta del sol. Y durante el invierno el sol estaba bajando—¿volvería alguna vez? Y así se tenía un día en el que se celebraba el sol. Y la religión mitraica, que fue una religión muy importante en el Imperio Romano posterior, tenía un día particular que celebraba esto. Y sucede que coincide con el 25 de diciembre, lo cual la Iglesia cristiana adoptó entonces como el día del nacimiento de Cristo… No hay nada en los evangelios que indica que Cristo nació el 25 de diciembre. De hecho, está claro que no hubiera sido posible. Los pastores no hubieran estado en los campos. Es simplemente la época equivocada del año”…

Además del hecho de que los pastores no habrían estado en los campos el 25 de diciembre, existe otra razón porque Cristo no pudo haber nacido alrededor del 25 de diciembre. El Dr. Cunningham Geikie analiza esta razón adicional en Holy-Days and Holidays, en el artículo, “Christmas at Bethlehem”. Escribe lo siguiente: “El día veinticinco de diciembre… tiene poco a su favor [para la fecha de la natividad de Cristo] más allá del hecho de que era el día que se guardó en la antigüedad, en el que el sol regresaba de su ausencia invernal… Difícilmente podría haber sido en esa temporada, sin embargo, porque tal tiempo seguramente no habría sido elegido por las autoridades para una inscripción pública, lo que requirió que la población viajara de todas partes a sus distritos natales. Las tormentas y lluvias hubieran resultado en condiciones muy inseguras y desagradables para viajar en invierno”…

El hecho de que los pastores estuvieron viviendo en los campos (compárese Lucas 2:8) y que se llevó a cabo una inscripción pública en el momento del nacimiento de Cristo (compárese Lucas 2:1–7) demuestra claramente que Cristo no pudo haber nacido cerca del 25 de diciembre. Las ovejas nunca estaban en el campo durante los meses de invierno. Desde mediados de octubre hasta mediados de marzo, las ovejas se guardaban dentro, en establos o graneros. Durante ese tiempo, había demasiada lluvia, viento e incluso escarcha y nieve.

El periódico Wynne Progress publicó un artículo el 21 de diciembre de 1967, titulado “The Christmas Story”, en el que señaló numerosas discrepancias entre el registro bíblico y las tradiciones navideñas. Comenzó declarando: “En cuanto a la fecha del 25 de diciembre, esa fue elegida por la iglesia durante el siglo IV d.C.…. La elección parece haber sido dictada… por un deseo de cristianizar la fiesta romana que marcaba el solsticio de invierno. La evidencia bíblica indica claramente que Jesús nació a fines del verano o principios del otoño. Esa es la época del año en que los pastores palestinos llevan sus rebaños al campo a pastar por la noche”.

Consulte cualquier gráfico del año israelita. Mostrará que el séptimo mes, el mes de Tishri, en septiembre/octubre, termina con el comienzo de la temporada de lluvias. Durante el octavo mes, el mes de Marcheschwan, en octubre/noviembre, el clima es “lluvioso”.

El noveno mes, Chislev, en noviembre/diciembre, marca el comienzo del invierno, con lluvia y nieve. Cristo dejó claro que es mejor que una huida de su Iglesia no tuviera lugar “en invierno”, Mateo 24:20, ya que esto sería muy desagradable, debido a las severas condiciones climáticas. Cantares 2:11 dice: “Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue”. Nótese también Esdras 10:9,13: “Era el mes noveno, a los veinte días del mes; y todo el pueblo [en Jerusalén] temblaba… a causa de la lluvia… ‘Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle’”.

Finalmente, el décimo mes, Tebeth, en diciembre/enero, se designa como el “mes más frío del año, con granizo y nieve”. No hay forma en la que Cristo pudiera haber nacido a fines de diciembre, mientras que se realizaba una inscripción pública, y mientras los pastores y las ovejas pasaban la noche en el campo. Incluso si no nevó en ese momento, el clima frío y la lluvia habrían hecho imposible que tanto los pastores como las ovejas estuvieran en el campo durante la noche. Además, las autoridades romanas no hubieran elegido esa época del año para una inscripción pública. En lugar de haber nacido en invierno, lo más probable, como se señaló antes, es que Cristo nació a fines del verano o principios del otoño.

Pero entonces—Cristo en ninguna parte enseñó que siquiera deberíamos celebrar su nacimiento—y ciertamente no en el tiempo de Navidad—y más enfáticamente no con costumbres, ritos y conceptos paganos.

¡No agregue ni quite de la Palabra de Dios!

Moisés recordó al antiguo Israel un principio intemporal cuando se trata de la adoración verdadera. Leemos en Deuteronomio 4:1–2: “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno”. (Compárese Deuteronomio 12:32, Apocalipsis 22:18 y 19).

Encontramos la misma admonición en Proverbios 30:5–6: “Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso”.

Toda la “Christmas story” es una mentira y un engaño, creado por los hombres bajo la influencia de Satanás, quien es el padre de la mentira (Juan 8:43–45). Entonces, si sostenemos que la Navidad es una fiesta que honra a Dios, entonces agregamos a la Palabra de Dios, que no tiene nada que decir acerca de la celebración de la Navidad. Dios nos reprenderá, y seremos hallados “mentirosos”, ya que hemos tergiversado a Dios.

Nótese también cómo el apóstol Pablo se acercó a los cristianos en Corinto. Recuerde que los corintios habían estado involucrados, antes de su conversión, con todo tipo de prácticas paganas, incluida la adoración de un pino especial. Pablo sin duda estaba al tanto de eso. Y así les dice en 1 Corintios 4:6: “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito’”.

Un recordatorio similar se registra en la segunda carta de Juan. Él declara en el versículo 9: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo”. 

Aquellos que celebran la Navidad “van más allá de lo que está escrito” y “vagan más allá de la enseñanza de Cristo”, dejando así “atrás a Dios”.

La conclusión del asunto

Les hemos presentado los verdaderos orígenes de la Navidad y sus costumbres, y hemos mostrado en la Biblia que Dios condena las celebraciones navideñas. Sabiendo esto, pregúntese: “¿Debería celebrar la Navidad?” Creemos que la respuesta es obvia. Sin embargo, la decisión es suya (Deuteronomio 30:15–16, 19–20). Ha oído la conclusión del asunto (Ecclesiastes 12:13). Le desafiamos a que actúe en consecuencia.

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